En un contexto rural en donde las relaciones sociales y las manifestaciones culturales se articulaban en torno al futbol y sus clubes. El club deportivo Marruecos fue la instancia donde se comenzó a forjar la identidad y el desarrollo cultural de la localidad de Marruecos más allá de lo meramente deportivo. La participación entusiasta de hombres, mujeres y niños, hacía que se fortalecieran las relaciones sociales de los vecinos de esta localidad.

 

Después de los partidos, solían reunirse ganadores y perdedores en la quinta de recreo “El Obrero“, en donde la Sra. Elvira, su dueña, cantaba y tocaba el piano.

 

Con posterioridad se formó otro club emblemático, el “Deportivo Julio Covarrubias”, eternos rivales deportivos de Marruecos.

 

Para juntar fondos y obtener su anhelada cancha, se organizaban para la formación de distintas ramas deportivas; basketball, futbol femenino, viejos crac y el particular y desaparecido “automovilismo de regularidad”, que como su nombre lo indica, no era de velocidad, sino de habilidad, exactitud y maniobra.

 

Patrocinados por el mismo Eliseo Salazar padre, y la federación de automovilismo de regularidad, participaban decenas de competidores.

 

En la actualidad aun vigentes siguen participando y compartiendo en torno al deporte, junto al club Julio Covarrubias, un verdadero “clásico” de Padre Hurtado.